Las empresas a lo largo de la historia siempre han enfrentado entornos inciertos y disrupciones, en la forma de crisis económicas, guerras, desastres naturales, competencia, cambios tecnológicos, etc., y en general el universo empresarial ha salido reinventado y fortalecido de cada una de ellas. Con la pandemia del COVID-19 que ha paralizado sectores enteros de la economía en todo el mundo no será diferente.
TELETRABAJO: Muchas empresas ya estaban preparadas para el trabajo a distancia para los puestos que así lo permitían y otras tuvieron que acelerar la adopción de este cambio, la administración de las empresas tuvo que apostar de lleno al trabajo a distancia; muchas compañías aprovecharán esta oportunidad para reducir sus espacios físicos de oficinas, conservando menos lugares de trabajo y sin asignarlos a personas o posiciones específicas, permitiendo que sus empleados trabajen desde sus casas y asistiendo a reuniones en la oficina de forma intermitente en salas de junta y trabajando en espacios compartidos.
RETAIL: Tanto aquellas que ya tenían una presencia e infraestructura para el comercio electrónico, como las que tuvieron que acelerar su adopción, verán que pueden prescindir de puntos de venta físicos; en particular de aquellos que no son rentables. Posiblemente se verá un cierre permanente de puntos de venta en centros comerciales y migrar gran parte de sus ventas al e-commerce, esto traerá retos a la cadena de suministro, los centros de distribución deberán estar preparados para atender un gran número de pedidos de pocas unidades de consumidores finales en lugar de pocos pedidos muy grandes para tiendas específicas, retailers o distribuidores. Tendrán grandes retos y oportunidades en el transporte a clientes se harán presentes: rapidez, confianza, entrega completa.
TRABAJO: Las fuentes de trabajo que se vieron forzadas a cortar empleos para sobrevivir, se darán cuenta que pudieron seguir operando con menos personas, tal vez intuitivamente dejaron de hacer cosas que no eran esenciales y el personal que permaneció se enfocó en actividades que agregan valor a la compañía y que impactan directamente al consumidor; burocracia, papeleo y juntas innecesarias, reportes y presentaciones que consumían bastante tiempo para su preparación que poco se leían y menos aún se actuaba sobre ellos lentamente, se irán dejando por necesidad ya que el foco, al menos en el corto plazo, será seguir operando y sirviendo al consumidor.
INVENTARIOS: Proteger los productos clave, eliminar líneas de producto que no son rentables y bajar los niveles de cobertura será prioritario para mejorar el flujo de efectivo; operar con 6 a 12 meses de inventario ya no será posible, además del riesgo de obsolescencia eso pondrá gran presión al flujo de caja de las empresas. Las cadenas de proveedores también deberán ser replanteadas y los centros de manufactura deberán acercarse a los sitios de venta, la diversificación de proveedores de materia prima y componentes así como manufactura flexible para adaptarse a los cambios de la demanda, deberán ser analizados por las empresas.
LOGÍSTICA: Las Empresas con procesos de S&OP deberán hacerlos más efectivos y aquellas que no los tengan deberán implementarlos formalmente, el plan de negocios deberá presentarse con realismo y los escenarios alternativos soportados con datos y acciones específicas; en un nuevo mundo donde el flujo de efectivo será más importante, cada decisión de invertir en inventarios deberá tomarse con cuidado. Las oportunidades deberán sustentarse firmemente y no sólo ser un elemento para justificar compras o manufactura sólo “por sí acaso”.
Los lanzamientos de productos nuevos también deberán de ser planeados con realismo, tal vez reducir el número de iniciativas, pero aquellas por las que se decida apostar llevarlas a cabo con un proceso impecable de inicio a fin, ya que los productos nuevos suelen ser fuentes de exceso y obsolescencia.
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Fuente: Juan Carlos Fuentes Martínez